Descubriendo la Selva de Irati y otros paisajes navarros

 

Texto: Ana Lucia Ortega ©

Fotos: Turismo Navarra ©


Nos calzamos las botas y nos cubrimos con el chubasquero para emprender uno de los caminos más evocadores del norte de España: la Selva de Irati. Este bosque, de asombrosa belleza, que nos dibuja en la mente lugares mágicos de fábulas, discurre por 17 mil hectáreas entre Navarra (en el noreste de España) y los Pirineos Atlánticos al suroeste de Francia. Ocupa una extensión superior a la ciudad de París y es la segunda floresta mejor protegida de Europa después de la Selva Negra Alemana.

Aunque el otoño es la estación ideal para disfrutar de sus paisajes, cuando el musgo cubre los árboles y las hojas crean una mullida alfombra vegetal de colores marrones y mostazas que transmiten una confortable calidez visual, cualquier momento es bueno para descubrir este incomparable paraje navarro. Los tejados naranjas de las viviendas, de los pueblos pirenaicos que divisamos a lo lejos durante nuestra marcha, ofrecen una panorámica incomparable y la oportunidad de sumergirnos en la cultura y la gastronomía locales.

Vista de Ochagavía | © Iñaki Tejerina – Turismo de Navarra

Entrando a la Selva

Mientras dirigimos nuestros pasos hacia los senderos de Irati es posible que se nos cruce la niebla por caminos tortuosos y estrechos. Podemos partir desde los valles Aezcoa o Salazar. En este último, encontramos a Ochagavía, una villa de las más populares gracias a su encanto rural, sus calles adoquinadas y su arquitectura tradicional de casas de piedra. En esta población se ha establecido el centro de acogida “Casas de Irati”, donde existen varios servicios muy útiles, como parking, columpios para los menores y merendero, entre otros. Pero si elegimos aventurarnos en el bosque desde la zona aezconana, descubriremos el pueblo de Orbaitzeta, donde veremos la antigua fábrica de armas y municiones que luce como un armatoste, en medio de un húmedo campo verde, que nos dará la bienvenida.

Esta construcción del siglo XVIII tuvo una relevante función durante las guerras napoleónicas y carlistas hasta su decadencia. En sus mejores años, su existencia hizo posible la prosperidad de esta población, gracias a las familias que trabajaban en el edificio y los vigilantes establecidos allí por el ejército, hasta su desaparición un siglo más tarde. Su presencia añade un toque de nostalgia y cierto misterio que atrapará a los amantes de la historia y la arquitectura, ya que está considerada como un valioso ejemplar de la arqueología industrial de su centuria, lo que le ha otorgado la distinción de Bien de Interés Cultural.

OCHAGAVÍA ES UNA VILLA DE LAS MÁS POPULARES GRACIAS A SU ENCANTO RURAL, SUS CALLES ADOQUINADAS Y SU ARQUITECTURA TRADICIONAL DE CASAS DE PIEDRA


En las inmediaciones, justo enfrente de los despojos de la fábrica de municiones, nos topamos con la Quesería Lorentxoina, que elabora quesos con leche de oveja latxa de cabeza negra, siguiendo la tradición artesana del Valle de Aezcoa; circunstancia imperdible para comprar uno de los tesoros gastronómicos de la zona. Precisamente, al inicio del camino podremos contemplar muy de cerca a estos rumiantes, en las húmedas dehesas verdes, pastando bajo el sirimiri y sin inmutarse ante la peregrinación de desconocidos rumbo a la espesura de Irati.

En Orbaitzeta existe otro punto de información denominado Arrazola, pero no es el único de la zona. Entre los disponibles se encuentran Virgen de las NievesAribe y el de Roncesvalles, este último muy célebre, debido a la memorable batalla donde los vascones emboscaron a la retaguardia del ejército de Carlomagno, en su intento de tomar parte del territorio de la Península en el verano del año 778.

Nacedero del río Urederra y pueblos cercanos

Nacedero del Urederra | © Francis Vaquero – Turismo de Navarra

El viaje para explorar la Selva de Irati es una oportunidad para conocer un paisaje de encanto ubicado en la sierra de Urbasa, limítrofe con la localidad de Baquedano, comarca de Estella. En esta Reserva de la Biosfera nos espera un paraje sorprendente, donde las aguas turquesas de las pozas nos recuerdan más a playas caribeñas que a los abetales navarros. El suelo kárstico de esta zona sufre un proceso de descomposición debido a las lluvias, que al entrar en contacto con el exterior, permite el brote de formaciones calizas generadoras de esas balsas de lagos turquesas, que convierten el nacimiento del río Urederra en un rincón paradisiaco e irreal. “Urederra” en idioma euskera significa “agua hermosa”.

La zona es conocida por su biodiversidad. Entre su flora destacan especies como hayas, robles, abetos y alisos. El área es el hogar de aves como el mirlo acuático, el martín pescador y el águila culebrera, mientras el río Urederra alberga truchas y otras especies acuáticas como el cangrejo de río ibérico. El entorno natural ofrece una rica variedad de paisajes y vida silvestre.

A menos de veinte kilómetros está Estella, ciudad jacobea que rebosa historia y leyendas, plagada de edificios señoriales entre palacios, conventos e iglesias. Merece la pena recorrer sus calles adoquinadas y desandar los pasos de esos millones de peregrinos, que marchan con la esperanza a cuestas, para alcanzar la meta de llegar a Santiago de Compostela. Uno de los monumentos más hermosos es la iglesia de San Pedro de la Rúa, ejemplar donde el románico navarro se luce en su espectacular claustro. La iglesia del Santo Sepulcro es otra muestra de la arquitectura, que nos obliga a detenernos, ante el porte románico del edificio y la enorme portada gótica con casi 1500 esculturas de bulto.

Puente La Reina

Es uno de los encantadores pueblos próximos a la Selva de Irati que se cruza en la ruta jacobea del Camino de Santiago. Su nombre es el reflejo de su singular belleza. Esta joya ubicada en el corazón de Navarra luce calles empedradas, puentes de piedra y sus acogedoras plazas, que invitan a descansar y disfrutar de la paz que emana de este lugar especial. Los edificios antiguos, con fachadas de colores cálidos, dan la bienvenida a los viajeros con la autenticidad de los pueblos pirenaicos. La iglesia del Crucifijo, con su imponente presencia, es testigo silencioso de la rica historia que abraza el poblado. En cada rincón, hay una sensación de serenidad y conexión con la naturaleza.

Peregrinos en Puente la Reina | © Oriol Conesa – Turismo de Navarra

No podemos perdernos la oportunidad de degustar los espárragos navarros que son un auténtico deleite, así como las alubias rojas y blancas y las truchas con jamón o el bacalao al ajo arriero. Algunos de los caldos más preciados de la zona son el complemento ideal para acompañar los mejores productos locales gracias a excelentes denominaciones de origen, como la de Navarra, los de Pago de Otazu y Arínzano o Prado de Irache.

Otros lugares de visita recomendada:

La colegiata de Roncesvalles

El Pico de Ori

Mirador de Zamariain

Publicado el 19 de diciembre en Wanderer 

* Más información: Turismo de Navarra

 

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