Por Ana Lucía Ortega (*)
Elegir un vino rosado, podría imponerse en las mejores mesas. Sobre todo, si es Cigales. Las terceras generaciones de bodegueros de la comunidad vinícola de Castilla y León, ya sacan provecho al potencial de esta tierra, produciendo vino rosado con personalidad y vendiendo calidad a precios muy atractivos.
La
ruta enoturística de Cigales es la única en España que se vincula al Canal de
Castilla, la obra hidráulica de la Ilustración española que siembra con sus
caminos de sirga Palencia, Burgos y Valladolid. Este es un atractivo reclamo
para disfrutar del paisaje y la peculiar fauna —nutrias, tejones, jabalíes,
patos y martinetes, entre otras especies—; la arquitectura del románico
palentino o la compañía de los peregrinos que hacen el Camino de Santiago.
El
guiño a la historia está presente. Por aquí discurría el Camino Real que usaban
reyes y nobles para llegar a Burgos entre los siglos XIII al XIV. Existen dos
joyas cistercienses: el Monasterio de Santa María de Palazuelos —entre
las localidades vallisoletanas de Corcos y Cabezón de Pisuerga—, y la Abadía de San Isidro, conocida como “La
Trapa”, en el histórico Dueñas.
Uno de
los tintos de la añada 2013 de la bodega Alfredo Santamaría, en Cubillas de
Santa Marta, obtuvo Gran Medalla de Oro en el concurso mundial itinerante de Bruselas,
celebrado en 2017 en Valladolid, entre más de mil vinos de diferentes zonas
del mundo que participaron en la cata a ciegas. A pocos kilómetros, la bodega
Valdelosfrailes, de Carlos Moro, produce los tres rosados de Matarromera.
Además de sus vinos característicos, abastece en varios formatos a hoteles,
aerolíneas y a Ikea. Su enólogo, el ingeniero agrícola Francisco Guerra, se
crio entre viñedos. Conoce muy bien el lenguaje del vino.
Esta
villa, con menos de cien habitantes durante el invierno, y el doble en
temporada de vendimia, luce un horizonte de arquitectura troglodítica, habitual
en la zona. Elevadas torres de ventilación coronan los tradicionales barrios de
bodegas, donde se conservaba la uva y se elaboraba el vino en profundas
cavidades, excavadas en la tierra para aprovechar las condiciones
climatológicas, que hoy, se consiguen con la tecnología.
En
Mucientes, el aula de interpretación Bodega, conformada por dos cavernas del
siglo dieciséis, restauradas en 2006, es posiblemente único en España. Se trata
de un espacio público, propiedad del municipio, concebido para la difusión y
conservación de cuatro siglos de historia vitivinícola. Sus 235 metros
cuadrados sepultados bajo tierra, en el “Cuarto” de San Pedro, al norte del
casco urbano, muestran la vida de las bodegas, los tipos de lagares y útiles
asociados al vino, apoyándose con objetos originales y antediluvianos. Algunas
de estas bodegas subterráneas, hoy tienen otra utilidad, asociada al solaz de
las familias, que comparten productos de la tierra rociados con vino, como se
hacía años atrás en la zona.
Siguiendo
la ruta del vino cigaleño se descubren comercios, alojamientos, bares de vinos
y museos. En Valoria la Buena, pueblo varado en medio de una encrucijada, se
alza el Museo del Cántaro, único en su tipo de la península. Una colección
privada donada al ayuntamiento, recopila la nada despreciable cantidad de
setecientos cántaros, organizados según su tipología (árabe, íbero, celta,
etc…), con mención del nombre del alfarero, en los casos donde se conoce.
Algunas piezas datan de hace siglos; otras, recorren parte de la geografía
española e incluso, han sido rescatadas en Francia, con el fin de salvar la
memoria de un arte ancestral: la alfarería.
La
gastronomía se ensambla a la perfección con el retrato del viñedo, como si de
un bodegón se tratase. La Cueva de Mucientes, sinónimo de carne jugosa y
lechazo asado en horno de leña, es un restaurante edificado en 1856 a catorce
metros de profundidad. Los comensales podrán solazarse con los aromas de la
comida castellana más vernácula, mientras comen en el interior de una caverna,
adaptada para el acceso de minusválidos o personas con movilidad reducida. La
Dama de la Motilla de Fuensaldaña, es otro restaurante a tener cuenta. Con
decoración “Art Decó”, se precia de contentar al cliente con su cocina
creativa, que se agradece, por su contribución a la diversificación de la
oferta gastronómica local.
Si bien
Cigales es conocida por sus claretes, fusionados a la tierra castellana, y por
su costumbre de beber esos chatos imbricados en el hábito del tapeo, el
presente del territorio es apostar por vino de calidad desde sus raíces. Una
carrera imparable en estos momentos. A casi 30 años de su nacimiento oficial,
esta Denominación de Origen reivindica su lugar entre los grandes bodegueros
españoles.
(*)
Periodista, miembro de la junta directiva de ACPI
Publicada
en RincónGastronómico
https://www.euromundoglobal.com/noticia/414193/rincon-gastronomico/la-desconocida-cigales-no-solo-huele-a-vino.html
Publicado Viernes 20 de octubre de 2017, 01:53h
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