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| Phuket © Pixabay |
Tailandia es
uno de los destinos exóticos por excelencia. Bangkok, la capital, es
una ciudad
ruidosa abarrotada de rascacielos, polución y encanto asiático. Nada
más llegar al
enorme y saturado aeropuerto capitalino, que constituye un puente
perfecto para
muchos turistas que viajan a otros destinos del sudeste oriental, el
viajero recibe
una imagen auténtica de lo que va a encontrar cuando se adentre
en la caótica metrópoli.
Es importante
prepararse un buen circuito o contratar los servicios de un agente
de viajes
especializado para aprovechar el tiempo, ya que en Bangkok el ritmo de
la vida es
trepidante y lo mejor es estar situado en una zona donde exista la
posibilidad de
tomar un taxi con facilidad o el Skytrain –especie de metro
elevado– y
tener claro los sitios que se quiere conocer. Si decide hacer el viaje por
cuenta propia,
lo mejor es consultar una guía Lonely Planet, que recoge profusa
información
contrastada sobre Tailandia.
Si lo que se
quiere es ver lo más representativo del país, basta con estar en la
capital entre
tres y cuatro días. En Bangkok, se puede ser espectador del modo de
vida de su
población, visitar el centro financiero, conocer los mercados más
importantes
–en donde si el viajero no encuentra lo que busca, es probable que
no exista–,
disfrutar de un masaje en cualquiera de los muchos centros que los
ofrecen y relajarse
mientras visita los templos que imprimen a la ciudad de
misticismo.
Una visita
obligada es el Gran Palacio, que entre los siglos XVIII y mediados del
XX fue sede
real. Este país es oficialmente Reino de Tailandia y el palacio está
formado por un
conjunto de edificios en el que destaca el templo Wat Phra Kaew,
donde se
encuentra el Buda Esmeralda. Hecho en jade y vestido con un atuendo
de oro, este
Buda tiene una larga historia con visos de leyenda desde que fue
creado en
India en el año 43 a.C. hasta que terminó su periplo en el templo que
hoy lo acoge.
Otra construcción meritoria es el edificio Chakri Mahaprasad Hall
de estilo
renacentista italiano. Para visitar este entramado arquitectónico las
mujeres deben
vestir pantalones o falda largos e ir con los hombros cubiertos, de
acuerdo con
las normas allí establecidas.
Hay infinidad
de templos en Bangkok. Muy cerca del río Chao Praya está el
budista Wat
Arum, que significa Templo de la Aurora y cuya torre es muy famosa.
Otros muy
visitados y cuya atracción fundamental son los Budas, son el Wat
Traimit, que
destaca por su antigüedad y por cobijar a un Buda hecho totalmente
en oro, y el
Wat Poh, con el notorio Buda reclinado que constituye uno de los
símbolos de la
ciudad. Sus 46 metros de largo parecen ocupar toda la estancia y
da la
impresión de ser un gigante que reposa tranquilamente. Algunas agencias
de viaje
tienen recorridos culturales dedicados a visitar estos templos en
exclusiva. El
comportamiento aceptable es acceder descalzo y nunca sentarse
colocando los
pies hacia el Buda.
Ir de compras
puede resultar también una experiencia muy interesante. Existen
tres mercados
por excelencia. Cerca del centro se encuentran PatPong –conocido
como el reino
de las imitaciones– y el atiborrado Pratunam. En los alrededores, se
puede visitar
ChinaTown, donde la oferta incluye desde plantas medicinales
hasta
artículos de lujo. Es recomendable regatear. En las afueras de la capital se
puede
disfrutar del mercado flotante de Damnoen Saduak, cuya principal
atracción es
que el desplazamiento se realiza en canoa a través de los canales que
como arterias
atraviesan el área; pintoresco y muy tailandés. En Siam, la
cantidad de
centros comerciales es delirante. La palabra aquí es ¡consumir!
Para quienes
prefieren apartarse de los itinerarios turísticos más socorridos y
meterse en el
corazón de Tailandia, lo indicado es una visita la zona de Silom,
donde hay
verdaderas maravillas arquitectónicas y se puedes disfrutar de las
curiosidades
que ofrece esta cultura, de galerías de arte y centros de ocio
dedicados a la
música.
NORTE DE TAILANDIA
Esta zona del
país reserva paisajes inolvidables y además le permitirá al turista
conocer
aspectos históricos de este pueblo. Desde la pequeña ciudad Chiang Rai
se puede
visitar el Triángulo de Oro, notable por ser el núcleo del comercio de
opio durante
muchos años a tal punto que se le ha dedicado un museo. En este
punto
convergen Tailandia, Laos y Birmania.
En Chiang Rai
se encuentran varios templos, pero no se debe perder el Templo
Blanco, una
construcción muy joven iniciada en el año 1997 que está aún sin
finalizar,
previéndose que cuente con varios edificios. Sin embargo, es uno de los
que más
interés despierta entre los turistas por su espectacular diseño. En medio
de la típica
decoración budista e hinduísta, su interior exhibe una representación
del bien y del
mal con una visión muy contemporánea, lo que provoca una
sensación
inusual. La iniciativa de edificar este templo se debe a un pintor
tailandés que
ha invertido sus ahorros para atraer el turismo al pueblo y
propiciar su
auge económico.
Ascendiendo a
lo alto de una colina se puede apreciar una vista espectacular del
río Mekong y acercarse
luego a Chiang Mai para ver las Termas de Maekajan. En
esta
provincia, el paisaje conformado por aldeas y colinas lleva al viajero a
lugares tan
especiales como San Kamphaeng, meca del cultivo del algodón y la
seda
tailandesas, y Tai Celadón, donde se puede observar la manufactura de una
cerámica
excepcional. Cuando el viajero va por su cuenta y riesgo, a diferencia de
Bangkok donde
es ideal viajar en el Skytrain, en el norte del país es
recomendable
hacerlo en tuk tuk, una especie de pequeñas furgonetas de tres
ruedas.
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| Foto pixabay © |
Por la zona de
Chiang Mai también se encuentra el Tiger Kingdom, donde se
puede pasar
unas horas jugando con tigres y se tiene la oportunidad de elegir
hasta su
tamaño pagando un precio bastante cómodo. También se puede hacer lo
mismo con los
elefantes en Patara Elephant Farm. Este sitio difiere de otros
similares
porque es una reserva natural donde se respeta al animal cuidándolo
con mimos. El
viajero puede convertirse en el amo de su propio elefante durante
todo un día,
aprendiendo sobre él y sus necesidades bajo la tutela de personal
especializado.
El final del día concluye con un baño en el río que hace de esta
actividad una
vivencia inolvidable. Es una de las excursiones mejor valoradas
por el portal
TripAdvisor en la ciudad de Chiag Mai.
SUR DE TAILANDIA
Phukhet es un
paraíso de palmeras, arenas blancas y aguas turquesas con chispas
color
esmeralda, situado en la costa occidental de la mayor isla tailandesa. La
playa de
Patong es la más atractiva para el turismo y donde transcurre la mayor
actividad
comercial y la vida nocturna. Desde aquí se puede viajar fácilmente a
las islas Phi
Phi en un ferry. Nada más desembarcar, una marea humana recibe al
viajero
proponiéndote hoteles y excursiones. No se deje llevar por la impresión y
siga su
camino. Una vez aquí, es posible conocer otras islas que constituyen
fantásticos
edenes naturales. Algunas –como por ejemplo La Playa en Maya Bay–
forman parte
de un parque natural y para acceder a ellas hay que abonar un
módico precio.
Las aguas son tan limpias y claras que, desde la barca, se puede
apreciar el
fondo marino como si se estuviera buceando.
Una faceta
interesante de Phuket constituye el festival vegetariano que tiene
lugar durante
nueve días entre septiembre y octubre. Son fiestas acompañadas
de
procesiones, en las que los budistas sólo consumen vegetales. Aunque son
estampas
representativas de la cultura religiosa de este país, no son las únicas, ya
que en los
sitios más inesperados abundan las denominadas casas de los
espíritus, que
es el lugar donde “habitan” los seres protectores de las viviendas.
Ya sea en la
ciudad o en el campo hacen honor al carácter supersticioso de una
parte del
pueblo tailandés. •
Esta historia
fue publicada originalmente el 16 de septiembre de 2012 0:00 am.










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