Por ANA LUCÍA ORTEGA (texto y fotos) ©
León, la inmemorial
ciudad castellana al noroeste de España, este año es la capital gastronómica de
la península y está en el punto de mira de los aficionados al buen comer. La
distinción aporta incentivo a los turistas que viajan al Reino de León, de cien
mil años de antigüedad, para empaparse de la historia de la región que registró
el hallazgo de los primitivos vestigios del castellano, en el documento
conocido como «Nodicia de Kesos» del Monasterio leonés de los Santos Justo y
Pastor de Rozuela, allá por el siglo X.
Si te animas a visitarla, para que te hagas a la idea de cómo puedes aprovechar el día, y regresar feliz y con el estómago agradecido, te daré unas sugerencias. Si eres extranjero, no hablas español y deseas aprenderlo, estás de suerte.
1- Ver la Catedral de León, edificada sobre las termas romanas del siglo II que existieron en este lugar
2- Hacerte
una foto frente a la Casa de Botines
4- Comer
cecina
Es el producto leonés por
antonomasia, cuyo nombre proviene del término latino siccus, que significa
seco, y del céltico que se refiere al cierzo o viento. Esta delicia culinaria, es
hoy en día una delicatesen de Indicación Geográfica Protegida, elaborada a
partir de los cuartos traseros de ganado vacuno de un mínimo de cinco años de
edad, y preferentemente de razas bovinas autóctonas de Castilla y León
En mayo pasado
consiguió el Record Guinnes al plato de cecina más grande del mundo, cuando más
de sesenta cortadores de jamón profesionales, rebanaron 283 kilos de jamón de
vaca, que fueron colocados sobre un plato de casi veinte metros cuadrados en la
Plaza de Regla, frente a la Catedral.
5- Tapear
en el popular «barrio húmedo», un bosque de lugares de culto al buen yantar,
porque en León hay 5 bares por cada mil habitantes, frente al 2,8 por ciento de
la media nacional española. El «barrio romántico» de fisonomía moderna y
animadísimo ambiente muy versátil, triunfa con las «tapas de autor», y como en
toda zona de tapeo, se puede tomar el vermut muy bien acompañado.
Comer es un placer,
pero cuando se hace en un entorno privilegiado, el deleite crece. A solo dos
horas desde Madrid en el Ave, el tren de alta velocidad de España, la llegada a
la ciudad que este año abraza el lema: «León: Manjar de Reyes» es un corto
paseo.
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